Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): No tiene que protestar por nadie el señor Marqués de Sardoal. (El Sr. Marqués de Sardoal: Por mí sí; ¿o tampoco puede hacer nada sin permiso de S.S.?) Si S.S. se cree incluido en aquella regla general, enhorabuena.

Lo que hay es lo siguiente: que explicando los límites que habían de darse a la conciliación, se dijo que había que hacerla tan extensa como fuera posible, sin limitarse a circunstancias, a fracciones, a opiniones ni a ideas, porque había de ir tan allá como se pudiese sin inconvenientes para el partido y en interés de las instituciones.

Por lo demás, ¿por dónde cree S.S. que podía eso referirse a una fracción del partido liberal? Eso no era más que la expresión del mayor grado de extensión que se daría a la idea. ¿Qué hay en esto de particular, a no ser que se quiera sacar provecho de todo y argüir de todas maneras? Nosotros no excluimos a nadie con esa expresión que, repito, no fue mía, sino de alguno de los Sres. Ministros que no lo eran ya. ¿Es que alguno se cree en ese caso? No lo espero.

Conste, pues, que S.S. no tiene que protestar en nombre de nadie que se crea ofendido, porque todos estaban comprometidos en la fórmula. Si se hubiera de discutir por fracciones o por personas, claro está; pero ahora no debemos abordar esa cuestión, porque todos entraron en dicha fórmula general. [1324]